
El sábado 5 de abril se desarrolló la inauguración del año formativo de la escuela diaconal San Esteban de la diócesis de Villarrica, contando con la presencia de los candidatos al diaconado, sus esposas, el equipo formativo, diáconos permanentes y sus señoras. La clase magistral fue dictada por monseñor Andrés Ferrada Moreira, secretario del Dicasterio para el Clero, desde la sede del Dicasterio, en Roma.
El tema central fue la esperanza de los diáconos, con sus esposas y familias. Monseñor Ferrada reflexionó sobre la esperanza como fuente de júbilo cristiano y de la misión de todo cristiano, ser anunciadores de la reconciliación y embajadores de la misericordia, amando como Cristo. Junto aello, destacó la identidad diaconal, como “signo visible de Cristo servidor, con quien está configurado sacramentalmente para el servicio de sus hermanos y hermanas”. Recordando que el diácono recibe la imposición de manos en orden a la configuración de Cristo servidor, para que la Iglesia lo pueda palpar sacramentalmente. Además, recordó la relación entre el sacramento del matrimonio y del orden, en el caso de los diáconos permanentes casados, afirmando: “La gracia del Sacramento del Matrimonio que santifica a los esposos y les concede las ayudas necesarias para crecer en amor y fidelidad mutuos y asumir la común misión como educadores de sus hijos, alienta al diácono a desarrollar su ministerio como un auténtico “servicio”. A la inversa, el Sacramento del Orden recibido por el diácono lo fortalece y enriquece en su servicio como esposo y padre”.
Después de la lectio, se desarrolló un diálogo entre los participantes y el secretario del Dicasterio del Clero. Se continuó con la celebración de la Santa Misa, un almuerzo con los invitados, donde los diáconos permanentes y sus señoras entregaron su testimonio sobre la vivencia del diaconado en el matrimonio y en la vida familiar.
El director de la escuela diaconal diocesana, padre Sebastián Molina, agradeció la clase magistral de monseñor Ferrada, destacando la profundidad de sus palabras y la ayuda que entrega para la formación diaconal desde la centralidad de la identidad del diácono como signo sacramental de Cristo Siervo: “Agradezco la gentileza de monseñor Andrés Ferrada, en habernos dado la clase inaugural de este nuevo año formativo de nuestra joven escuela. Es significativa su presencia, pues en él nos sentimos unidos al Santo Padre y a toda la Iglesia, que en este Año Santo, nos invita a ser peregrinos de esperanza. Sobre todo en el caso de los candidatos al diaconado, viviendo y nutriéndose de la esperanza que es Cristo, convertirse en auténticos embajadores de la caridad, para transformar el mundo y construir la Civilización del amor, expeliendo el buen olor de Cristo, el Buen Samaritano, que se inclina ante nuestras heridas y las sana”.
Invitamos a toda la comunidad diocesana a orar por las vocaciones al diaconado permanente y por la escuela diaconal San Esteban, para que, cumpla su misión de formar diaconados, testigos de esperanza y embajadores de la caridad de Cristo Jesús.