Este joven seminarista va en su sexto año de formación y este 8 de diciembre recibió el ministerio del acolitado, en plena celebración de la Inmaculada Concepción.
La comunidad Sagrado Corazón de Jesús de Villarrica acompaño a Roberto en esta especial jornada, en la cual la Iglesia entrega este ministerio al servidor que asiste a los ministros y sacerdote en el Altar. Es la función propia de colaborar en la Misa, con miras al diaconado en tránsito y sacerdocio.
Roberto (25) está a un año de culminar su formación como seminarista y compartió sus impresiones de lo vivido ese día. “Soy un agradecido porque todos mis pasos me ha tocado recibirlos en la Misa del 8 de diciembre en la Gruta de Lourdes y porque estoy junto a la comunidad, Sagrado Corazón de Jesús, donde crecí. También agradezco al P. Robinson, porque en este año en que hemos apoyado a la Parroquia San Francisco, dijo unas palabras muy bonitas haciéndome sentir que sin ser de esa comunidad soy en algo parte de ella.
Hoy conozco las dos realidades de las parroquias de Villarrica y sentirme acompañado por ambas -ese día- fue una alegría tremenda… Cada día me esfuerzo para no apartarme de la Virgen y fue una jornada muy completa en todo sentido”.
Para todos los fieles es un motivo de alegría ser testigos del crecimiento espiritual de los seminaristas. Roberto recuerda con mucho agradecimiento su testimonio vocacional y de cómo la comunidad fue parte de este proceso.
“Cuando debo hablar de mi vocación siempre esto me lleva a mis dos realidades. Mi familia que ha sido fundamental en la vocación, mis padres, mi abuela yo tengo la gracia de tener un tío sacerdote -Pbro. Clobert Suazo- con su testimonio tan cercano me ha marcado mucho. Por otra parte, la comunidad parroquial Sagrado Corazón de Jesús, en la que participo desde niño, yo me bauticé ahí y soy un agradecido porque he podido ver la experiencia de fe en mi parroquia y su realidad concreta.
También estuve en Servidores del Altar y eso fue ayudando a mi vocación. Agradezco a los grupos y movimientos, nuestra parroquia es muy grande, de muchas comunidades campesinas y cada año voy conociéndolos más, me acompañan y me apoyan y en parte les agradezco la vocación porque sé que también oran por mí. Feliz de haber crecido en esa comunidad, cuando uno sale de su parroquia para formarse en el seminario, uno sale de su comunidad para darse a los demás. Pero siempre queda con el recuerdo de donde uno viene y eso también es parte de la formación al sacerdocio”.
Agradecemos las palabras de Roberto y le deseamos mucho éxito en su último año de formación en el Seminario Mayor “San Fidel”.