Hoy miércoles 17 de marzo de 2021 se cumplen 64 años de la Ordenación Episcopal de quien fuera Vicario Apostólico de la Araucanía entre los años 1957 y 1977: el Siervo de Dios Mons. Guillermo Carlos Hartl de Laufen.
Toda nuestra Diócesis de Villarrica eleva su oración de gratitud por la vida y misión de nuestro querido don Guillermo, cuyo lema episcopal fue: “Que Dios sea todo en todos” (1 Cor 15,28).
Pidamos la intercesión de Mons. Guillermo Hartl, y quien haya recibido algún favor por intercesión del Siervo de Dios, o quien lo conoció y quisiera dar su testimonio, puede escribir al Obispado de Villarrica, Casilla 276 –V, Villarrica o a [email protected]
Oración
Te alabamos y te agradecemos, Padre, por haber elegido a tu siervo Guillermo como ministro tuyo y fiel servidor de tu Iglesia. En él manifestaste en él tantos signos de tu bondad y de tu salvación. Te rogamos que, por su intercesión, podamos también nosotros sentirnos unidos a Ti y ser reales servidores de nuestros hermanos, compartiendo con ellos los dones que Tú nos concedes. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por lo siglos de los siglos. Amén.
Dígnate, Señor, glorificar a tu siervo Guillermo y concédenos por tu intercesión el favor que te pedimos (agregar intención…) Amén.
Padre Nuestro, Avemaría, Gloria.
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Mons. Guillermo Hartl de Laufen (1904-1977) – Breve biografía
El siervo de Dios, Monseñor Guillermo Carlos Hartl nació en la ciudad alemana de Laufen, Baviera, el 10 de mayo de 1904. En el seno de una familia de profunda tradición cristiana. Al terminar sus estudios humanísticos, entró en el noviciado Capuchino y se consagró a Dios con sus votos religiosos el 1 de abril de 1924.
El 15 de julio de 1928 fue ordenado sacerdote y el 17 de diciembre de 1929 llega a la misión Capuchina de la Araucanía, meta de sus aspiraciones apostólicas y misioneras. Colaboró en las Misiones de Vilcún y Villarrica.
En febrero de 1933 es enviado como Párroco a Toltén. Considerando que el mejor aporte para salvaguardar y mantener la fe de sus feligreses era la educación de niños y jóvenes, aumentó y consolidó las escuelas de Misiones de Toltén y Queule. En febrero de 1939 deja la Parroquia de Toltén para trasladarse, con igual cargo pastoral a San José de la Mariquina en donde posteriormente será Rector del Seminario de San Fidel de Sigmaringa.
Por más de diez años fue Superior Regular de sus hermanos Capuchinos de Araucanía, cargo que desempeñó con su característico espíritu de fraternidad animándolos con su ejemplo y su palabra.
El 9 de noviembre de 1956 el Papa XII lo nombra Obispo Coadjutor del Vicariato Apostólico de Araucanía, con derecho a sucesión y el 17 de marzo del año siguiente es ordenado en el templo de San Francisco, de Valdivia. Tras el fallecimiento de Mons. Guido Beck el 5 de marzo de 1958, Mons. Hartl asumió como Obispo Vicario de la Araucanía.
Participó activamente en las cuatro sesiones del Concilio Ecuménico Vaticano II y, en septiembre de 1968, celebra el Sínodo Pastoral para aplicar en el Vicariato Apostólico las líneas emanadas de las orientaciones conciliares.
Monseñor Hartl vivió una entrañable unión con Dios. No le podía faltar el prolongado momento diario de oración personal. Su amor a la Eucaristía no solo lo vivía en su celebración diaria, también lo manifestaba en sus catequesis y en muchas expresiones de su devoción. Falleció repentinamente en Villarrica la mañana del 6 de febrero de 1977, a la edad de 73 años, 54 años de estos de vida capuchina. Â
De su entrega a Dios manaba su inmensa capacidad de dar y de darse con alegría y sencillez. Su constancia para visitar, como misionero y como obispo, a los fieles más lejanos, sin perdonarse cansancios ni fatigas para atender a los enfermos y llevarles el consuelo de perdón y la compañía sacramental del Señor. Su valentía inquebrantable para defender los derechos de la Iglesia en momentos conflictivos. Y el empeño constante que lo acompañó toda su vida por hacer que la educación y la verdad llegaran a todos, fueron hechos patentes de su amor hacia los demás hijos de Dios. Este testimonio de entrega fue recogido por pastores y fieles de la Diócesis de Villarrica para solicitar su glorificación. Comenzando el 1 de junio de 2002 el proceso de su Canonización.
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