Hermanos en Jesucristo:
En estos días celebramos a dos grandes mujeres de máxima importancia para la Patria: La Virgen del Carmen y Santa Teresa de Los Andes. Ellas son un símbolo de las raíces cristianas de nuestro país.
El 5 de abril de 1818, Bernardo O’Higgins cumple su voto de elevar un templo a gloria del Señor dedicado a la Virgen del Carmen en el lugar de la victoria decisiva de las tropas chilenas, orientando así los primeros pasos de la naciente República, puesta bajo la materna protección de María. Jamás pasó por la mente de los Padres de la Patria iniciar la vida republicana a espaldas de la fe cristiana. Ellos dan por supuesto que separarse de España no significa para nada alejarse de Cristo. Ahí está el testimonio del Templo Votivo de Maipú y la celebración desde el año 1811 del Te Deum, acción de gracias a Dios por la Patria.
Santa Teresa de Los Andes, religiosa carmelita e hija espiritual de la Virgen del Carmen, celebró el centenario del voto de Maipú, pues falleció el año 1920. Es una mujer chilena, que ama a su Patria terrena y anhela alcanzar la Patria que está en el Cielo (ver Fil 3,20), para estar con Cristo, «que es con mucho lo mejor»(Fil 1,23). Generaciones de chilenos, que se cuentan por millones, han visto en Teresita la expresión más auténtica del alma cristiana de Chile.
Han pasado otros cien años, y estamos en la disyuntiva de mantener un sustrato cristiano en la sociedad o abandonar definitivamente toda referencia a los fundamentos cristianos de la Patria, optando definitivamente por un paradigma cultural no cristiano, tal como se nos propone en el proyecto constitucional.
En la verdad natural y en la revelación bíblica se encuentran el fundamento de nuestra comprensión cristiana de la dignidad de la persona y su respeto en todas las etapas de la vida, del matrimonio monógamo entre un hombre y una mujer, del derecho preferente de los padres a educar a sus hijos, y de una cultura que pone a la persona en el centro de la sociedad y de la ecología.
+Mons. Francisco Javier Stegmeier Schmidlin.