El 27 y 28 de octubre, se celebró en Villarrica – la «Ciudad de María», el 39 Congreso Mariano, una bella manifestación de la devoción y cariño a la Madre del Señor, la siempre Virgen María.
Este tradicional evento se inició por el recordado y querido hermano Onofre, y es una gran ocasión de expresar nuestro reconocimiento a las “obras grandes” (Lc 1,49) que el Señor ha hecho en María y cómo las quiere seguir haciendo hoy en cada uno de nosotros, en la Iglesia y en el mundo entero, precisamente a través de la maternal y poderosa intercesión de nuestra Madre del Cielo (Homilía de monseñor Stegmeier).
Fueron dos días de fiesta, donde los peregrinos, provenientes de diversas partes de nuestro país, participaron de las diversas celebraciones: Confesiones, Santa Misa, adoración al Santísimo Sacramento del Altar, oración del Santo Rosario, cantar a María, procesión y consagración al Inmaculado Corazón de María. El centro del Congreso fue la solemne Eucaristía presidida por nuestro obispo monseñor Stegmeier y la procesión a la gruta de Nuestra Señora de Lourdes en la entrada de Villarrica.
En la Santa Misa, el Obispo reflexionó sobre la situación actual de la Iglesia, la humildad ante Dios, los pobres desde el Evangelio, el sacerdocio, y la Eucaristía y su relación con la Santísima Virgen María.
Sobre la Iglesia señaló: «En estos tiempos difíciles por los qué pasa la Iglesia, nuestra mirada se dirige, llena de confianza y esperanza, al Señor de las misericordias y de todos los bienes… Volveremos purificados al Señor, limpios de pecado y llenos de misericordia y de amor. Seremos el pueblo humilde que ya no confiará en sí mismo, ni en sus fuerzas, ni en el mundo, sino solo en Jesucristo y en su gracia redentora. Como María, la Iglesia es la “humilde esclava del Señor” (Lc 1,48) que vuelve a Él después de sufrir. Vuelve con la humildad de saberse salvada por amor».
En relación a los pobres desde las Sagradas Escrituras manifestó: «Los pobres como Bartimeo, como nosotros, acogen con un corazón humilde el Evangelio, el anuncio de la salvación. Son pobres porque reconocen que su mayor pobreza es la de ser pecadores y que el único que puede liberarles es Jesucristo».
Monseñor Francisco Javier elevó una oración al Santísimo Sacramento: «Señor, sana nuestra ceguera y haznos ver cómo Tú eres el Corazón de la Iglesia siempre latiendo de amor en Ella por tu presencia en la Eucaristía. Ella es el más grande y preciado tesoro de la Iglesia, porque la Eucaristía es Cristo mismo y la fuente de todos los bienes. La Iglesia jamás morirá porque en Ella vive siempre Cristo. Él es su vida y de esa vida la Iglesia saca sabia siempre nueva que la rejuvenece y la santifica».
El Obispo de Villarrica exhortó a volver la mirada a María, quien indica el camino a Jesucristo: «Volvamos nuestra mirada a María. Ella nos indica el camino, porque tomados de su mano nos conduce a su Hijo, Jesucristo. Más aún, María es la que nos lo dio, dándolo a luz virginalmente. En Ella el Hijo eterno del Padre comenzó a ser sacerdote al tomar nuestra carne mortal. María es la Mujer Eucarística que llevó, como primer sagrario de la historia, a Cristo, Dios verdadero y hombre verdadero de alma y cuerpo, de carne y sangre. Con cuánta razón la Virgen podría decir: “Es Cristo quien vive en mí” (Gal 2,20). María nos enseña a recibir a Cristo sacramentalmente en su Cuerpo y su Sangre bajo las especies de pan y de vino».
Padre Cristian Rivera, asesor de los grupos marianos de Villarrica, manifestó:
«Hemos tenido una celebración preciosa en este Congreso Mariano, número 39. El Señor y la Virgen Santa nos han regalado este sol, en medio de la lluvia; decíamos, no vamos a poder salir a la calle a expresar nuestra fe, sin embargo, son ellos quienes nos han regalado este sol maravilloso. Así que con alegría y con devoción, hemos salido a las calles a testimoniar nuestra fe. La Virgen María como buena Madre nos acompaña.
Gracias a todos ustedes que nos han acompañado, que nos siguen acompañando con su oración, y no dejen de rezar por el aumento de las vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa. Que Dios les bendiga y acompañe».
Al término del Congreso, se entregó la imagen de la Virgen Peregrina, a los hermanos provenientes de Quilicura – Santiago, la cual, visitará hogares e instituciones, acompañando a miles de hermanos devotos con su maternal y bendita presencia.