El Congreso Eucarístico Diocesano es una instancia eclesial que tiene como principal objetivo manifestar públicamente la fe de la comunidad cristiana, en la presencia real de Cristo en la Eucaristía. Es también una invitación a la Iglesia que peregrina en Villarrica, a detenerse ante el gran misterio de la Eucaristía, sacramento que celebra el fundamento mismo de la fe cristiana. Es, por tanto, una invitación a profundizar en el misterio de la Eucaristía, venerarlo públicamente, celebrarlo en su mayor dignidad posible, procurando que transforme nuestra vida.
Con la celebración de Corpus Christi en la Iglesia Catedral de Villarrica se inició la peregrinación de la Custodia del Congreso Eucarístico Diocesano que recorrerá toda la Diócesis durante este año 2018, hasta su culminación el domingo 11 de noviembre.
El domingo 3 de junio, Monseñor Francisco Javier Stegmeier, presidió una solemne Eucaristía, en la Iglesia Catedral, donde se bendijo la Custodia peregrina; posteriormente se realizó una concurrida procesión por las calles de la ciudad de Villarrica, en la cual, los fieles manifestaron públicamente su fe en el Santísimo Sacramento del Altar, oraron por la Iglesia, el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, por el respeto a la vida en todas sus etapas y por nuestra Nación. La procesión culminó en la capilla del Obispado, donde se entregó la Custodia peregrina a nuestro Seminario Mayor, como signo de la centralidad eucarística en la formación de los futuros pastores.
Durante la celebración, nuestro Obispo entregó el siguiente mensaje:
«Hermanos en Jesucristo, celebramos la fiesta del Corpus Christi, la solemnidad del Cuerpo y Sangre del Señor Jesucristo; quien con su poder convierte el pan en su Cuerpo y el vino en su Sangre. De esta manera, nos hace partícipe de su Sacrificio y continúa presente, en Cuerpo y Alma, en este Sacramento; por lo que, la Iglesia vive de la Eucaristía. Es importante, que todos los fieles y algún día todo el mundo puedan recibir a Jesucristo. Les motivo, a que por la fe que profesamos, podamos centrar nuestra fe en el Señor Jesucristo, presente en la Eucaristía, y que esto se manifieste en nuestra participación en la Santa Misa dominical. Que el Señor sea para todos nosotros alimento de vida eterna».