Viernes 5 de julio
En su segundo día en Chile, Mons. Ginés García Beltrán, Obispo de Getafe (España), vivió intensa jornada marcada por su visita al Colegio de Humanidades, donde celebró la Santa Misa junto a estudiantes, profesores y funcionarios.
El Evangelio del día fue sobre el llamado de Mateo, el recaudador de impuestos, un oficio muy mal visto en la sociedad judía, ya que, según explicó el obispo, “eran quienes cobraban los impuestos en nombre de Roma, que simbolizaba el poder que los estaba oprimiendo”.
“Sin embargo Jesús llega, lo mira, y le dice ‘sígueme’, y él (Mateo) se levanta y lo sigue”, relató Mons. García.
El prelado explicó que “esta llamada del Señor impresiona mucho”, porque “Jesús se ha fijado en un pecador, en un hombre mal visto, a quien nadie quiere, y lo llama para su servicio”.
“Y cuando aquellos fariseos quieren enmendar a Jesús por haber llamado a un pecador, Jesús que conoce sus corazones les dice que no necesitan ser sanados los sanos sino los enfermos”, continuó.
Mons. García sostuvo que “este llamado es para nosotros un consuelo. Saber que Dios no me busca y no me llama por lo bueno que soy, porque sino posiblemente no estaría en el grupo de los llamados, de los escogidos”.
“Es que el Señor a pesar de nuestro pecado nos llama. Por lo tanto, el Señor no se queda en lo que hay fuera sino que mira en nuestro corazón. Y yo me atrevería a decir que en el fondo de nuestro corazón somos bastante mejores de lo que somos exteriormente”, afirmó.
Al respecto, recordó “una historia muy bonita de un libro de quien fue Juan Pablo I, el Cardenal Albino Luciani, que habla de que en nosotros hay tres personas: una, la que vemos nosotros; otra, la que ve la gente; y una tercera persona en mí que es cómo me ve Dios”.
“Sería bueno, queridos hermanos, que pensáramos un poco más en cómo me ve Dios. Yo creo que la vida nos iría mucho mejor si me viera como me ve Dios, porque Dios siempre me ve con misericordia, con amor, y esto es tan importante en nuestras vidas, ante la falta de amor que muchas veces cada uno experimenta”, dijo.
Invitó a preguntarse “ante las dificultades de nuestras vidas ¿cómo me ve Dios? Pues ojalá que nosotros descubramos el amor de Dios en nuestras vidas y seamos capaces de llevarlo a los demás, recordando aquellas palabras del Señor: quiero misericordia antes que sacrificio”.
“Que esta Eucaristía nos sirva, ya que la Eucaristía es el gran signo de la Misericordia de Dios hacia nosotros, porque es el memorial, del sacrificio, de su entrega por nosotros, por cada uno de nosotros”, concluyó el Obispo de Getafe.