El destacado filósofo y ex ministro de Estado italiano, Rocco Buttiglione, visitó nuestra Diócesis y tuvo un encuentro con los participantes de la «Escuela de Invierno para Jóvenes», organizada por la Pastoral Juvenil Diocesana, donde reflexionó sobre diversas temáticas sociales contingentes y sobre el rol social de la Iglesia. Posteriormente, tuvo un encuentro con nuestro Obispo, monseñor Francisco Javier Stegmeier.
Rocco Buttiglione nació el 6 de junio de 1948 en Gallipoli. Cursó estudios de Derecho en las universidades de Turín y Roma, donde fue alumno del profesor Augusto Del Noce. Posteriormente, hizo una brillante carrera universitaria como profesor de filosofía política que lo llevó a enseñar no sólo en Italia, sino también en los Estados Unidos, Liechtenstein y Polonia.
Entró en la política durante el hundimiento de la Democracia Cristiana, fue diputado en 1994 y después diputado europeo en 1999. Participa en la creación de una nueva formación política, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y se convierte en su secretario general, más tarde lo nombran ministro de Asuntos Europeos en el segundo gobierno de Berlusconi.
A esta biografía demasiado oficial sería conveniente añadir que el señor Buttiglione es un católico ferviente que milita en la asociación Comunión y Liberación (cuyo partido político surge de esta) [1], y es amigo cercano y consejero escuchado del papa Juan Pablo II a cuyo pensamiento dedicó un libro de referencia.
En realidad, Rocco Buttiglione es una personalidad clave del dispositivo de influencia intelectual de la Santa Sede. Toda su obra tiende a establecer la convergencia entre «el individualismo metodológico» de los pensadores libertarianos Ludwig von Mises y Friedrich von Hayek y el «personalismo polaco» de Karol Wojtyla.
Ese trabajo encontró su momento cumbre con la encíclica Centesimus Annus (1991) en la que San Juan Pablo II detalla las bases morales del libre mercado y niega la idea de una tercera vía entre capitalismo y comunismo (tomado de www.voltainrenet.org).
Les compartimos algunos postulados de este destacado pensador (tomado de uct.cl):
La migración
Sobre los procesos de migración, a partir de la experiencia vivida en Europa, el profesor Buttiglione comentó que existen tres principios bajo los cuales podemos entender el proceso social, cultural y económico de la migración, desde una mirada social cristiana. “El primer principio – dice Buttiglione – podemos tomarlo de San Agustín, que dice: “el amor bien ordenado, comienza con mí mismo”. Yo soy hermano de todos los hombres, pero hay algunos hombres que están confiados a mi responsabilidad de una manera más intensa. Mis hijas son confiadas a mí, de manera más intensa que las hijas de mis hermanas o que las otras mujeres de Roma o de Italia, así que hay que seguir un orden en la caridad. Las comunidades principales son la familia, en primer lugar, y luego la Nación. No es posible que los pobres de una Nación piensen que la clase dirigente tiene una idea de hermandad universal en que no se reconoce que ellos tienen un derecho prioritario a ser ayudados y sostenidos. El segundo principio, se refiere a la parábola del buen samaritano. Si uno no tiene nadie que lo ayude, si encuentro un niño y ese niño no tiene nadie quien lo cuide, es mi hijo. Tengo que acogerlo como mi hijo. Hay gente que no tiene una casa en el mundo, los perseguidos, los sirios cristianos por ejemplo, que si regresan a Siria serán asesinados, tenemos que integrarlos no podemos devolverlos a su casa, no tienen casa. Y finalmente, el tercer principio los migrantes ilegales, los migrantes económicos que no podemos integrar tenemos el derecho de reenviarlo a su casa (país de origen). Pero, y ¿si en su casa se mueren de hambre?, tenemos también el deber de ayudarlos en su casa para tener una política para ayudar a los que se encuentran muy mal en su casa; a ellos debemos ayudarlos a tener trabajo, a vivir, a crecer, en su familia de origen. Ayudar a un niño a través de su familia, es mucho más efectivo y cuesta menos también. Creo que esos son principios básicos que ayudan a entender cómo debemos tratar el tema de la migración”, explica.
En este sentido – dice el filósofo – para Chile sería complicado hacerse de esta responsabilidad en solitario como país, y se debería generar vínculos con otros países para que puedan recibir a quienes deben volver a sus países de origen, si así fuera necesario. “Creo que se necesitaría de la cooperación de más de un solo país, se necesitan acuerdos con los paises de origen de las migraciones, pero también con los otros países latinoamericanos porque es un problema continental y ningún país tiene la fuerza para solucionarlo por sí mismo”.
Francisco, el Papa latinoamericano
Durante el mes de enero, en Chile tuvimos la visita del Papa Francisco a nuestro país y en especial a nuestra región, sin duda fue un regalo para los fieles católicos que se sumaron a las actividades y tuvieron la oportunidad para conocer más de cerca sobre el estilo más “latino” del Pontífice.
Para Buttiglione, tratar de entender la forma de ser de Francisco y su disposición frente algunas situaciones, da cuenta de las diferencias culturales que presenta con sus antecesores. Comenta que Benedicto XVI para responder a una inquietud que se le presentaba, se tomaba su tiempo. Debía reflexionar y analizar todas las posibles miradas que involucraran el tema expuesto, a diferencia de Francisco, que responde en el segundo con lo que sale de su corazón, porque reconoce como más valioso esos “30 o 45 segundos en los que te relacionas con la otra persona porque podrás llegar al corazón de quien te está hablando”. Sin duda, una mirada diferente.
“Francisco nos muestra que estamos viviendo un cambio de época donde debemos entender las culturas diferentes y volver a confiar en la misericordia y eso a veces para los europeos no será fácil, pero ya les hemos pedido a los latinos por siglos que entiendan y acepten a Pontífices europeos, ahora nos toca a nosotros entender al Papa latino”, comenta.
La Familia
En cuanto a su mirada sobre el concepto de familia que se ha ido construyendo en la sociedad actual, Buttiglione es firme en decir que “la familia constituye el espacio humano esencial, que tiene la influencia en cada persona hasta su total libertad y madurez y hoy podemos ver que se ha ido perdiendo la idea del amor más esperanzador. La perseverancia va dejándose de lado en momentos de crisis. Y el amor y la familia son la expresión mayor del nacimiento de la comunión, de poner en común con otro. El hombre no se basta a sí mismo y por eso necesita estar relacionado con un otro, diferente, con el que se complemente. Por otra parte, la persona del otro no podrá aceptar a esta persona que llega a su vida, sino en una acogida plena donde el amor se funde sobre el reconocimiento de la persona del otro como parte de ti, un complemento”, explica.