Hermanos en Jesucristo:
Hemos iniciado el tiempo de Adviento. Es expresión de la venida del Hijo de Dios al mundo, enviado por el Padre y hecho carne en el vientre purísimo de la Virgen María. Y es también expresión de la promesa de la segunda venida de Cristo al final de los tiempos.
Cuando Cristo regrese vendrá “entre nubes con gran poder y gloria” (Mc 13,26). En ese instante todos los hombres y todos los pueblos verán que Jesús es el Mesías, el Señor y el Salvador. Quienes han creído esto por la fe, han esperado el cumplimiento de las promesas de Dios y han amado a Cristo por sobre todas las cosas, se alegrarán de esta venida y tendrán “una resurrección de vida” (Jn 5,29).
Por eso, aún en medio de tantos signos de muerte, nos dice el Señor “cobren ánimo y levanten la cabeza porque se acerca la redención de ustedes” (Lc 21,28). La venida definitiva de Cristo es motivo de esperanza y de alegría, porque Él viene a liberarnos de todas las consecuencias debidas al pecado. En la eternidad del Cielo, el Señor “enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado” (Ap 21,4). Será el reino de la verdad y la vida, de la santidad y la gracia, de la justicia, el amor y la paz.
Esta promesa del Señor referida a su segunda venida ya se hace presente en la historia a través de la esperanza de la Iglesia y de los cristianos, en la medida en que Cristo establece su reinado en la tierra.
Los cristianos estamos llamados a ser apóstoles del Reino de Cristo en nuestro mundo, anunciando su Evangelio y siendo sus testigos con una vida intensa de fe, esperanza y amor.
En Adviento recibimos la gracia de alimentar nuestra esperanza intensificando la oración. Cristo lo dice: “Es preciso orar siempre, sin desfallecer” (Lc 18,1) y nos advierte que la oración es condición para estar con Él: “Estén en vela, orando en todo tiempo para que ustedes tengan fuerza y escapen a todo lo que está para venir, y puedan estar en pie delante del Hijo del hombre” (Lc 21,36).
+ Francisco Javier
Obispo de Villarrica