Hermanos en Jesucristo:
Una Constitución es el marco jurídico que se pone al servicio de todas las personas y de la sociedad para una adecuada realización del bien común según los principios de la subsidiaridad, la solidaridad y la justicia.
Pero el proyecto constitucional no puede suscitar la adhesión de la mayoría de los chilenos por muchos motivos, pero principalmente por lo que han dicho los obispos:
«Una Constitución Política con una norma sobre el aborto libre no podrá ser sentida y asumida como propia por muchos chilenos… La Convención Constitucional pone un obstáculo insalvable para que muchos ciudadanos den su aprobación al texto constitucional» (16.03.22).
«Muchos tienen hoy serias dudas de que esté siendo un punto de encuentro y de acuerdo en torno a un horizonte compartido sobre el país que queremos construir» (29.04.22).
«Hacemos una valoración negativa de las normas que permiten la interrupción del embarazo, las que dejan abierta la posibilidad de la eutanasia, las que desfiguran la comprensión de la familia, las que restringen la libertad de los padres sobre la enseñanza de sus hijos, y las que plantean algunas limitaciones en el derecho a la educación y a la libertad religiosa. Consideramos en especial gravedad la introducción del aborto, que el texto de propuesta constitucional denomina ‘derecho a la interrupción voluntaria del embarazo'» (22.07.22).
A su vez San Juan Pablo II en Evangelium vitae dice: “El aborto y la eutanasia son crímenes que ninguna ley humana puede pretender legitimar. Leyes de este tipo no sólo no crean ninguna obligación de conciencia, sino que, por el contrario, establecen una grave y precisa obligación de oponerse a ellas mediante la objeción de conciencia(…). En el caso pues de una ley intrínsecamente injusta, como es la que admite el aborto o la eutanasia, nunca es lícito someterse a ella, ni participar en una campaña de opinión a favor de una ley semejante, ni darle el sufragio del propio voto” (73).
+Mons. Francisco Javier Stegmeier.
Obispo de Villarrica.