Hermanos en Jesucristo:
Un 6 de febrero de 1977 fallecía Mons. Carlos Guillermo Hartl Otto, segundo Obispo del Vicariato Apostólico de La Araucanía. Él ha sido declarado Siervo de Dios debido a su fama de santidad.
Cuando fue elegido Obispo, Mons. Guillermo Hartl quiso que su lema episcopal fuera: “Que Dios sea todo en todos” (1 Cor 15,28). Sus muchos años de ministerio sacerdotal y de episcopado estuvieron animados por este anhelo de que Dios fuera reconocido por todos como el Señor de todas las cosas.
El lema “Que Dios sea todo en todos” orientó todo el apostolado del Siervo de Dios Guillermo Hartl. Esto fue posible porque primero lo vivió él mismo en su vida personal. Comprendió que su vida entera depende de Dios y a Él debe orientar todo su ser. Esta vida entregada completamente al Señor es fruto de la fe y del amor: “El Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. Si este mandamiento es el primero y el más importante, se le sigue como consecuencia el amor a los hermanos: “El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos” (Mc 12,29-31).
El testimonio de quienes conocieron a Mons. Guillermo Hartl coincide en destacar su bondad de corazón, su rostro risueño, su permanente buen humor y su sonrisa llena de paz y cordialidad. El amor a Dios se traslucía en el amor al prójimo, sin distinción de personas. Y en su ministerio anunciaba el amor redentor del Corazón de Cristo y anhelaba comunicar a todos ese amor a través de la celebración de los Sacramentos, sobre todo la Eucaristía y la Confesión.
El Siervo de Dios tenía una profunda unión con Jesucristo, especialmente manifestada en la celebración diaria de la Santa Misa y en una particular devoción al Sagrado Corazón de Jesús, símbolo del amor divino y humano del Señor por nosotros, los pecadores. Este Corazón es la fuente del amor de Cristo y la Eucaristía es el Sacramento de la caridad que alimenta y hace crecer nuestro amor cristiano.
Y otra devoción entrañable, también referida al amor del Señor, es el Inmaculado Corazón de la Virgen de Fátima. La caridad de Mons. Guillermo Hartl que lo llevaba a procurar “Que Dios sea todo en todos” nace de su vida enraizada en el amor de Cristo y de María, la Madre del Señor (ver Lc 1,43).
Quien haya recibido algún favor por intercesión del Siervo de Dios Guillermo Hartl, o quien lo conoció quisiera dar su testimonio, puede escribir al Obispado de Villarrica, Casilla 276 –V, Villarrica o a [email protected]
+ Francisco Javier
Obispo de Villarrica