Hermanos en Jesucristo:
Cada 18 de septiembre elevamos nuestra acción de gracias al Señor por el don de esta hermosa Patria en la que vivimos durante nuestra peregrinación por este mundo, camino a nuestra Patria definitiva, en comunión con todos nuestros hermanos y compañeros de camino.
Celebrar un año más de la existencia de la Patria nos lleva a mirar al pasado y también al futuro. El paso del tiempo nos señala que hay un origen de todo, de quien todo procede, y que todo se dirige a un fin.
Nuestra contingencia, nuestra vulnerabilidad frente a situaciones que no podemos prever ni controlar, nuestra incerteza respecto a lo que pueda acontecer en el futuro nos tiene que hacer comprender que no nos bastamos a nosotros mismos, que no todo depende de nuestras capacidades humanas personales y sociales.
Cada uno de nosotros, la historia patria y la de toda la humanidad, la entera sociedad depende de Aquel que ha dado a todo su existencia y su razón de ser.
Dios “da la vida al universo” (1 Tm 6,13), “en Él vivimos, nos movemos y existimos” (Hch 17,28). El mundo y nuestra propia existencia tiene un sentido que no está en nuestras manos decidir, sino que ha sido dado por su Creador, quien en un acto de absoluta libertad e infinito amor quiso dar existencia a todo y de un modo muy particular quiso crear al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza.
Todo lo que hace Dios es para comunicar su bondad y para orientarlo todo hacia la felicidad plena de los hombres, que es la contemplación del mismo Dios en su gloria celestial.
El mundo no viene del azar, sino de Dios. Tampoco camina al azar, sino hacia Dios. Sabemos de dónde venimos, hacia dónde vamos, qué es lo que hacemos aquí y quiénes somos.
+ Francisco Javier
Obispo de Villarrica