Estamos celebrando un nuevo aniversario de la fundación de Carabineros de Chile, en un año especialmente significativo para esta importante institución. En efecto, en solo veintitrés días fueron asesinados tres carabineros en actos de servicio, en cumplimiento de su deber de prevenir el delito y controlar el orden público para bien de la comunidad. Estos lamentables hechos generaron una masiva reacción popular de apoyo a Carabineros. De hecho, con toda justicia, actualmente es una de las instituciones más valoradas por los chilenos.
Lo que nos corresponde es reconocer la indispensable e irreemplazable labor de Carabineros. Debemos agradecer su presencia y misión en todos los rincones del país y en todos los ámbitos de la vida social. Ellos contribuyen a dar seguridad a los espacios públicos y a que los ciudadanos podamos realizar nuestras actividades en paz y confianza.
Carabineros además presta un necesario servicio para tantas actividades religiosas desarrolladas por los fieles, no sólo católicos, sino también de otras denominaciones cristianas. Algunas manifestaciones son realmente multitudinarias, convocando a cientos de miles de fieles. En otras, en cambio, los participantes son pocos. Pero en ambos casos, se asegura así el derecho inalienable de expresar públicamente la fe, evitando que terceras personas intenten inculcarlo con actitudes agresivas. Junto a esto, la presencia de carabineros evita accidentes debidos a imprudencias peligrosas de los mismos fieles o de automovilistas
En estos encuentros religiosos prima el espíritu de fraternidad, alegría y paz. Los participantes son de muy diversa condición en cuanto a la edad, a la nacionalidad, a la cultura, etc. Por lo mismo, es fácil percibir que los fieles sienten a los carabineros como parte de la actividad y no sólo como funcionarios cumpliendo con un deber. Se produce una hermosa simbiosis, tanto así que es frecuente que los presentes aplaudan a carabineros.
De corazón manifiesto mi aprecio por el servicio generoso, sacrificado e indispensable de Carabineros de Chile para el bien de las personas y de la comunidad. La gratitud de los fieles se ha de expresar en el respeto por cada uno de los carabineros con quien se interactúa en la calle o en el barrio. Y también se ha de manifestar en la oración por los carabineros y sus familias.
Un carabinero es una persona como cualquier otra, con una historia familiar, con sentimientos y con vida espiritual. Tenemos que ponernos en el lugar del carabinero. Él está cumpliendo con un deber y acontece a veces que debe enfrentar situaciones ingratas. Es por ello que se requiere comprensión hacia su labor profesional y a su condición de persona.
El Señor Jesucristo bendiga a Carabineros de Chile, a cada uno de sus integrantes y sus familias. Y que su Patrona, la Virgen del Carmen, les acompañe con su materna intercesión.
+Mons. Francisco Javier Stegmeier.
Obispo de Villarrica.