
En estos días se estrena en las salas de cine en Chile una película que se sale de lo común y que
vale la pena ver. Su título es: «Sonido de libertad». Se basa en un caso real de tráfico infantil. Por
la temática se podría pensar que la industria cinematográfica hubiese estado interesada en
difundirla. Pero fue todo lo contrario. Por algún motivo las grandes productoras y distribuidoras de
películas se negaron a participar. También llama la atención que, en general, los medios se han
expresado negativamente de ella. Llama la atención, porque la lucha contra la trata de personas
debería suscitar un apoyo unánime.
La temática de la película enfrenta el moderno flagelo del tráfico de niños. El personaje principal
es Tim Ballard, interpretado por Jim Caviezel, actor que interpretó a Jesús en «La Pasión de
Cristo». Tim Ballard era en la vida real un policía que se dedicó a rescatar a niños secuestrados,
vendidos como si fuesen una mercancía. Su testimonio es desgarrador: después de abusar
sexualmente de los niños y adolescentes, a veces por años, una vez que «ya no son carne fresca»
-en el lenguaje de los traficantes- los matan para hacer negocio con ellos vendiendo sus órganos
al mejor postor.
Las estadísticas señalan que anualmente desaparecen millones de niños, cuyo paradero nunca
más se vuelve a conocer. La mayoría de ellos son víctimas de poderosas mafias que los explotan
en la prostitución, la pornografía infantil, el tráfico de drogas, la esclavitud, la venta de órganos…
La envergadura de esta tragedia humana es tan tremenda, que explica por qué en los pasos
fronterizos y en los aeropuertos es habitual encontrar información advirtiendo de este delito y
dando indicaciones que permitan detectar si se está delante de una posible víctima.
Podemos suponer -así lo esperamos- que el único motivo del rechazo de la gran industria
cinematográfica a apoyar esta película haya sido sólo económico. Sin embargo, pasó lo que nadie
se imaginaba. En todas partes «Sonido de libertad» ha sido un rotundo éxito de taquilla, superando
todas las expectativas.
No solo la calidad de la película y la excelente interpretación de sus actores explican la
impresionante recepción de parte del público. El éxito se explica sobre todo porque se pone en
evidencia una realidad transversal a todos los países y que afecta a millones de niños y de
familias en el mundo entero. Pero además el éxito no viene de la propaganda pagada, sino de los
comentarios hecho a los conocidos por quienes han visto la película.
A partir del 31 de agosto la película «Sonido de libertad» se podrá ver en los cines chilenos,
también en Temuco. Recomiendo verla porque abre los ojos a un drama invisible que muchos
poderosos de este mundo no quieren que se conozca.