09/10/2019
El sábado 9 de noviembre, con la parroquia San Sebastián de Panguipulli colmada de fieles, se dio por terminada la visita pastoral de Mons. Francisco Javier Stegmeier Schmidlin por el Decanato Sur de nuestra diócesis.
La visita pastoral comenzó el 4 de mayo de este año y tuvo por lema: «Lo reconocieron al partir el pan» (Lc 24, 35). Las parroquias correspondientes a este decanato son:
- Parroquia San José Obrero de Malalhue
- Parroquia Santísima Trinidad de Purulón
- Parroquia San Antonio de Pelchuquín
- Parroquia Nuestra Señora de Lourdes de Lanco
- Parroquia San José de la Mariquina
- Parroquia Inmaculada Concepción de Loncoche
- Parroquia Nuestra Señora del Rosario de Máfil
- Parroquia San Sebastián de Panguipulli
La jornada del 9 de noviembre contó con la participación de representantes de todas las parroquias del decanato sur, junto con sus párrocos y diáconos. Comenzó con una Liturgia Penitencial y Adoración al Santísimo Sacramento, siguió con la Santa Misa y terminó con un compartir fraterno.
“Como fruto de la visita pastoral, quisiera insistir en lo que ya he insistido en cada comunidad: vivir el sentido del domingo”, expresó en su homilía Mons. Stegmeier, quien compartió con las comunidades siete consejos para llevar adelante esta tarea.
- “Celebrar siempre en comunidad, en la parroquia, en la comunidad rural… ¡siempre siempre en comunidad!. Y sobre todo en la participación en la Eucaristía, y si no se puede entonces en la Liturgia de la Palabra. Sobre esto último, el hecho de que no sea posible que haya Misa dominical en todas las comunidades nos debe suscitar pedir al Señor por las vocaciones: que en sus comunidades y parroquias surjan muchos jóvenes que quieran ser sacerdotes para anunciar su Palabra, proclamar el perdón de los pecados y sobre todo celebrar la Eucaristía, haciendo presente a Cristo con su Cuerpo y con su Sangre”.
- “Vivir la Misa como un misterio de comunión con Cristo y con los demás. ¡Por eso la Misa es la que va construyendo la comunidad eclesial! La Misa en su misterio expresa el significado tan profundo de la vida eclesial: comunión en la fe, en la esperanza y en la caridad. Y esta comunidad eclesial se expresa de distintas maneras, a través de la participación de los fieles en la parroquia, como en los consejos pastorales, económicos, catequesis, y sobre todo la participación en la Misa dominical; también la participación como decanato y a nivel diocesano en las distintas instancias organizadas durante el año; y finalmente a nivel mundial, por ejemplo en la Jornada Mundial de la Juventud”.
- “Oración y formación. Intensificar a nivel personal, familiar y comunitario la oración, la escucha del Señor, de su Palabra, de modo que seamos escuela de oración. También es importante una buena formación moral y doctrinal, algo que el Papa Francisco ha insistido mucho. Por eso, un instrumento que siempre debe estar en nuestras manos es el Catecismo de la Iglesia Católica y obviamente las Sagradas Escrituras. Y en cuanto a la catequesis, que esta sea incisiva, significativa, especialmente en los niños y jóvenes. Que la comprensión de la Palabra de Dios les diga algo, los ilumine, que resuelva sus dificultades, que los oriente en sus vidas. Que no sea una catequesis que produzca nada… todo esto en vistas de un auténtico catecumenado”.
- “La confesión frecuente. Tarea de todos acercarse a la confesión y también es tarea de los sacerdotes que en nuestras parroquias hayan horarios fijos de confesión, aunque sea un día a la semana.
- “Una Iglesia en salida, como pide el Papa. Hay que ver cómo hacer esto en distintas instancias, pero yo he insistido mucho en una misión que es muy simple: que visitemos como católicos a nuestros ancianos, enfermos, familiares de enfermos, ir a los velorios, a los funerales, a los entierros, visitar a un hermano, un vecino que está sufriendo. Pero como católicos, para llevar la Palabra de Dios, comentar, rezar el Rosario, hacer oración, cantar, de modo que semana a semana ningún anciano ni enfermo esté sin la presencia de la Iglesia a través de nosotros, que somos enviados por Cristo para ir especialmente a los que más sufren”.
- “Crear ambientes de acogida. En eso hay que ir creciendo, que todos tengan un lugar donde se pueda estar en auténtica fraternidad cristiana, sin desconfianzas, que uno sienta que esta es la familia de Dios”.
- “Finalmente, pero no menos importante, la administración de los bienes materiales. La Iglesia pide que en cada parroquia haya un consejo económico que sea eficiente, formado por laicos competentes, y que permita con eso que los bienes de la Iglesia se usen seguín el fin que Jesucristo quiera”.
Vamos a encomendar a la Virgen Santísima todo esto. En este Mes de María, que sea Ella la que nos enseñe con su ejemplo de discípula del Señor y que interceda por nosotros, para vivir conformes a nuestra condición de hijos de Dios, de cristianos, templos del Espíritu Santo y miembros de la Iglesia.
Galería de fotos: https://bit.ly/2O41pVi