El Padre José Neira Neira, nacido el 16 de octubre de 1953, hijo de Santos Neira Arratia y Marta Elena Neira Godoy (ambos fallecidos), fue el menor de 14 hermanos. Fue ordenado sacerdote el 27 de septiembre de 1986 en Villarrica y celebró su Primera Misa el 28 de septiembre de 1986 en la Capilla de Villa García. Inspirado por su lema de ordenación: “Señor Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra” (Salmo 8), dedicó 38 años al servicio del Señor y de Su Iglesia.
Su vida sacerdotal se caracterizó por su fidelidad, integridad y una profunda conexión con los fieles y sus hermanos sacerdotes. Su sabiduría, vastos conocimientos y su forma sencilla y campesina lo convirtieron en un digno representante del antiguo Vicariato Apostólico de la Araucanía y de la actual Diócesis de Villarrica.
A lo largo de su ministerio, desempeñó diversos servicios, entre los que destacan:
• Parroquias donde sirvió como párroco o vicario: Sagrado Corazón de Jesús (Catedral) y San Francisco en Villarrica; además de Licanray, Loncoche, Toltén, Freire, Puerto Saavedra, San José de la Mariquina y Cunco.
• Seminario Mayor San Fidel: Impartió clases en el Seminario de la Diócesis de Villarrica, siendo reconocido por su extensa trayectoria docente de más de 30 años. Además, desempeñó funciones como formador, director espiritual, ecónomo y confesor de numerosos seminaristas.
• Jubileo del Año 2000: Como Vicario Pastoral de la diócesis, lideró la organización del Jubileo, evento que congregó a más de 25,000 personas bajo el episcopado de Monseñor Sixto Parzinger.
• Servicios diocesanos: Trabajó estrechamente con el actual Obispo de Villarrica, Monseñor Francisco Javier Stegmeier Schmidlin, apoyando diversas iniciativas pastorales y contribuyendo al fortalecimiento de la comunidad diocesana. Fue Vicario Pastoral, miembro del Consejo Presbiteral y del Consejo de Consultores, y encargado de la Catequesis Diocesana hasta su fallecimiento.
• Movimiento de Cursillos de Cristiandad: Se desempeñó como asesor diocesano, colaborando en la formación espiritual y doctrinal de los cursillistas durante más de 30 años.
El P. José Neira deja una huella imborrable tanto en su familia como en toda la comunidad que lo conoció. Su legado de servicio y entrega permanecerá en el corazón de quienes tuvieron la dicha de conocerlo y aprender de él.