
En un emotivo encuentro de fe y hermandad, se celebró la tradicional Misa del Tromen, conmemorando los 75 años de este significativo encuentro binacional entre Argentina y Chile. Esta celebración, que habitualmente se realiza a los pies del Cristo Crucificado en el Tromen, tuvo lugar en un espacio alternativo debido a la emergencia provocada por un incendio en la zona fronteriza del Paso Mamuil Malal, afectando el Valle Magdalena en Junín de los Andes y el Parque Nacional Lanín, colindante con el Parque Nacional Villarrica.
Desde su primera celebración el 26 de febrero de 1950, cuando el entonces Obispo de Osorno, Mons. Francisco Valdés Subercaseaux, bendijo la imagen del Cristo Crucificado, este encuentro ha sido símbolo de la unidad entre ambos países. A lo largo de los años, la Misa del Tromen ha adquirido un profundo significado histórico, recordando hitos como la mediación de San Juan Pablo II en el conflicto del Canal Beagle, que culminó con la firma del Tratado de Paz y Amistad de 1984, evitando una confrontación entre ambas naciones.
Una celebración de fe y legado histórico
Ante la imposibilidad de reunirse en el Cristo del Tromen, los fieles se congregaron en una capilla histórica, parte del legado de fe del Padre Pancho, construida en 1950 e inspirada en las iglesias de Baviera, Alemania. Esta capilla, obra del Padre Bernabé de Lucerna, ha sido testigo del espíritu evangelizador en La Araucanía, formando parte de un conjunto de construcciones religiosas que incluyen la Iglesia del Tránsito de Metrenco.
Un llamado a la unidad
Debido a compromisos pastorales, el Obispo no pudo presidir la celebración y delegó esta misión al Padre Héctor Campos, párroco de la Parroquia Santa Cruz de Pucón, quien en su homilía destacó la importancia de la hermandad entre Chile y Argentina, reafirmando el mensaje de la paz como un don que debe ser compartido y comunicado en tiempos de incertidumbre.
Con la mirada puesta en el futuro, la Misa del Tromen sigue siendo un símbolo de esperanza y comunión, recordando que, a pesar de las dificultades, la fraternidad entre estos dos pueblos sigue firme, anclada en la oración y el compromiso cristiano.