Una de las personas más famosas del mundo es San Francisco de Asís. En estos años estamos recordando importantes fechas relacionadas con este hombre santo, en torno a los ochocientos años: nació en Asís hace 843 años, hace 817 se convirtió, hace 802 se aprueba la regla franciscana, hace 801 años San Francisco recibe los estigmas, hace 800 años escribió el Cántico de las criaturas y el 2026 se celebran los 800 años de su muerte.
Con ocasión de la fiesta de San Francisco de Asís el 4 de octubre, recordemos particularmente su hermosísimo poema “Cántico de las criaturas”, una de las cumbres de la literatura mundial.
Mucho se ha dicho y se seguirá diciendo acerca del “Cántico de las criaturas”. Pero lo mejor es leerlo directamente, por eso, más que comentarlo, prefiero transcribirlo:
“Altísimo, omnipotente, buen Señor, tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición. A ti solo, Altísimo, corresponden, y ningún hombre es digno de hacer de ti mención. Loado seas, mi Señor, con todas tus criaturas, especialmente el señor hermano sol, el cual es día, y por el cual nos alumbras. Y él es bello y radiante con gran esplendor, de ti, Altísimo, lleva significación. Loado seas, mi Señor, por la hermana luna y las estrellas, en el cielo las has formado luminosas y preciosas y bellas. Loado seas, mi Señor, por el hermano viento, y por el aire y el nublado y el sereno y todo tiempo, por el cual a tus criaturas das sustento. Loado seas, mi Señor, por la hermana agua, la cual es muy útil y humilde y preciosa y casta. Loado seas, mi Señor, por el hermano fuego, por el cual alumbras la noche, y él es bello y alegre y robusto y fuerte. Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la madre tierra, la cual nos sustenta y gobierna, y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba. Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor, y soportan enfermedad y tribulación. Bienaventurados aquellos que las soporten en paz, porque por ti, Altísimo, coronados serán. Loado seas, mi Señor, por nuestra hermana la muerte corporal, de la cual ningún hombre viviente puede escapar. ¡Ay de aquellos que mueran en pecado mortal!: bienaventurados aquellos a quienes encuentre en tu santísima voluntad, porque la muerte segunda no les hará mal. Load y bendecid a mi Señor, y dadle gracias y servidle con gran humildad”.
Este Cántico es la expresión de la fe en el Señor de un hombre profundamente religioso. Fue escrito no cuando San Francisco estaba bien de salud, sino cuando está enfermo, casi ciego y con terribles dolores. Su respuesta no fue quejarse ni pedir ser sanado, sino que fue lo que recién se leyó: una oración de alabanza en forma de un cántico.
El ejemplo de San Francisco de Asís nos debería mover a poner toda nuestra confianza solo en Dios y alabarlo siempre y en todo.
