El Comité permanente de la Conferencia episcopal de Chile, el 20 de octubre de 2025, en una Declaración en vistas a las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias invita a votar “con una conciencia bien formada”. Cada ciudadano tiene la libertad de elegir entre aquellas diversas opciones políticas que proponen los candidatos, pero con la salvedad de que esas opciones sean conformes a la verdad y el bien. En efecto, “los cristianos estamos llamados a formarnos con criterios bien fundamentados y a conocer la enseñanza de la Iglesia, para discernir con responsabilidad y evaluar las propuestas de los candidatos a la luz del bien común”.
Es ya clásica la expresión de “principios no negociables” del Papa Benedicto XVI, sobre todo en referencia a la dignidad de la persona humana. Hay que destacar, primero, la protección de la vida en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte natural, es decir, no se debe apoyar cualquier opción política que promueva el aborto y la eutanasia; en segundo lugar, reconocer la familia natural fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer; y, por último, asegurar el derecho inalienable de los padres a educar a sus hijos.
Ningún candidato y ningún elector pueden transar en estos principios. Se puede negociar la estructura política del Estado en sus poderes ejecutivo, legislativo y judicial, el sistema económico, la carga impositiva, entre otros muchos. Pero nunca se puede negociar aquello que es fundamento mismo de la vida social, como son la dignidad de la persona, el matrimonio y la familia, y la misión insustituible de los padres de educar a sus hijos.
Respecto a los católicos, en la Declaración se citan las palabras del Papa León: “La caridad es un don de Dios, un «poder capaz de inspirar nuevas maneras de abordar los problemas del mundo actual y de renovar profundamente las estructuras, las organizaciones sociales y los sistemas jurídicos desde dentro (…) la caridad social nos hace amar el bien común y buscar eficazmente el bien de todas las personas», agregando: “No hay separación en la personalidad de una figura pública: no existe el político por un lado y el cristiano por otro”.
En el momento de marcar nuestra preferencia en el voto, hemos de ser íntegros
“Respetando la conciencia personal, invitamos a reflexionar con respeto mutuo y apertura al diálogo sobre los valores que mejor promuevan la vida digna en todas sus dimensiones: desde el niño por nacer, quienes sufren enfermedades físicas o mentales, los desposeídos, migrantes y tantas otras realidades que requieren cuidado y atención por parte de la sociedad”.
