Hermanos en Jesucristo:
A todos nos ha impactado y dolido la muerte de Nicolás. Pero también ha dejado un ejemplo para todo el país, particularmente para los habitantes de Villarrica. Ser bombero voluntario es un gran mérito, porque se tiene la disposición de ayudar a los demás exponiendo la propia vida, sin esperar recompensa material, sino solo la satisfacción personal de hacer el bien.
Con toda razón a Nicolás se le ha dado el título de héroe. En efecto, él podría estar vivo, pero arriesgando su vida por un compañero, la perdió. Todo podría haber sido de otro modo, pero Dios quiso otra cosa. Agradecemos a tantas personas que hicieron lo posible para que Nicolás no muriese: el personal médico y todos los que se unieron en oración por él.
Ahora tenemos que seguir orando. Primero por el eterno descanso de nuestro hermano Nicolás. Él era católico, fue asistido espiritualmente por el Padre Andrés Maricán mientras estuvo internado en el hospital y, además de tantas oraciones por él, se ofreció el Santo Sacrificio de la Misa por su alma. Esperamos en Dios que la muerte de Nicolás no haya sido en vano, sino que ya esté gozando eternamente de la visión de Dios en el cielo, por los méritos de la muerte y resurrección de Jesucristo, en quien siempre creyó.
También oramos por su familia, especialmente por su madre, la Sra. Ximena. La fe en la vida eterna y la confianza en la infinitiva misericordia de Jesucristo sean para sus seres queridos fuente de consuelo, fortaleza y serenidad en estos momentos difíciles. El Señor nunca se equivoca en su Providencia y todo tiene una razón de ser, porque “sabemos que en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman; de aquellos que han sido llamados según su designio” (Rm 8,28).
Elevemos, además, nuestra oración por el Cuerpo de Bomberos y sus miembros, en particular por la Tercera Compañía de Villarrica. La muerte de Nicolás nos recuerda la entrega sacrificada de tantos compatriotas que se ponen a nuestro servicio gratuitamente, arriesgando su vida en cada incendio. Por eso hay que serles agradecidos, orar por ellos y ser generosos con nuestro aporte económico.
Por último, oremos para que nosotros veamos en Nicolás un ejemplo que imitar. Sobre todo para los que son jóvenes como él. Nuestra vida en la tierra tiene un sentido, dado por Dios en el momento de crearnos y que alcanzará su plenitud, no aquí, sino allá, en la vida eterna. Jesucristo es el primero en darnos ejemplo y es el modelo que imitar: “En esto hemos conocido lo que es el amor: en que Él dio su vida por nosotros. También nosotros debemos dar la vida por los hermanos” (1 Jn 3,16).
+ Francisco Javier
Obispo de Villarrica
