Mons. Guido Beck de Ramberga (1885-1958)

Mons. Guido Beck, nació el 9 de diciembre de 1885 en Ramberga, el Palatinado del Rin. Ingresa a la orden Capuchina el año 1905, una vez terminada la licencia secundaria. Concluido sus estudios de teología es ordenado sacerdote el 20 de junio de 1910. Dos años estuvo en el convento de San Ingbert, pues decide partir como misionero a Chile, al servicio de la prefectura Apostólica de la Araucanía. Llegó a Valdivia el 29 de enero de 1912.
Cabe recordar que la prefectura de la Araucanía era un extenso territorio, que habían recibido los capuchinos bávaros de manos de los capuchinos italianos y franciscanos. Sus límites abarcaban desde el río Cautín (Temuco), hasta el río Rahue (Osorno), territorio claramente delimitado por las familias mapuches de la época.
Una vez en Chile, Mons. Beck trabajó dos años en Padre las Casas y luego nueve meses en Valdivia. Adquiriendo allà los conocimientos del idioma mapuche, que era entonces requisito indispensable para el trabajo misionero. Después fue derivado a Cunco para continuar su trabajo.
El 20 de enero de 1925, el entonces, padre Guido Beck, fue nombrado Prefecto Apostólico de la AraucanÃía, en remplazo del P. Bucardo María de Roettingen.
El 4 de agosto de 1928 le fue dada la investidura Episcopal por el Arzobispo de Santiago llegando a ser asà el primer vicario Apostólico de la Araucanía y Obispo Titular de Mastaura. Al día siguiente el Sr. Nuncio Mons. Etorre Felici, administró la consagración episcopal, con la presencia de muchas autoridades de la época, incluyendo el embajador alemán y una importante delegación de mapuches de la Araucanía. El lema adoptado por Mons. Guido, fue: “Evangelizare Pauperibus Misit Me” (Me envió a evangelizar a los pobres), lema que hizo suyo hasta el final de sus días.
El 25 de octubre de 1928 fue nombrado administrador Apostólico de Valdivia, culminando su trabajo en la joven diócesis el año 1932, con la realización del V Congreso Nacional Eucarístico.
El año 1948, Mons. Guido traslada la sede del Vicariato, desde San José de la Mariquina a Villarrica. Por su trabajo agotador, y cuando sus fuerzas declinaban por el pasar de los años, pidió un coadjutor a la Santa Sede, y es así como en el año 1956 nombra al P. Guillermo Hartl de Laufen coadjutor del Vicariato con derecho a sucesión.
La historia nos cuenta que, la fatigosa y heroica carrera por los caminos de Dios, del bondadoso Obispo de los mapuches y, al mismo tiempo, una de las grandes figuras de la Iglesia de Chile, llega a término con su muerte el 5 de marzo de 1958, en la ciudad de Villarrica, poco antes de cumplir 25 años como Obispo. Al llegar a los 83 años de vida, con un corazón agradecido, se encomienda Dios y a la Santísima Virgen María, dejándonos para que sigamos con su gran labor como El Buen Pastor que se preocupa de sus ovejas.
Sus obras en el entonces Vicariato, hoy Diócesis de Villarrica, hablan de su talento organizativo, su extraordinaria energía y constancia, y su profunda visión de la realidad del presente y del futuro. Por sobre todo resalta su preocupación por las vocaciones sacerdotales. Es así que, por conseguir su propio clero fundó, no sólo el Seminario Menor, sino también el Seminario Mayor, obra suya que desde sus comienzos ha servido a la Diócesis de Villarrica y todo el sur de Chile, continuando la obra de Cristo al servicio de la Iglesia.
Mons. Guillermo Hartl de Laufen (1904-1977)

El siervo de Dios, Monseñor Guillermo Carlos Hartl nació en la ciudad alemana de Laufen, Baviera, el 10 de mayo de 1904. En el seno de una familia de profunda tradición cristiana. Al terminar sus estudios humanísticos, entró en el noviciado Capuchino y se consagró a Dios con sus votos religiosos el 1 de abril de 1924.
El 15 de julio de 1928 fue ordenado sacerdote y el 17 de diciembre de 1929 llega a la misión Capuchina de la Araucanía, meta de sus aspiraciones apostólicas y misioneras. Colaboró en las Misiones de Vilcún y Villarrica.
En febrero de 1933 es enviado como Párroco a Toltén. Considerando que el mejor aporte para salvaguardar y mantener la fe de sus feligreses era la educación de niños y jóvenes, aumentó y consolidó las escuelas de Misiones de Toltén y Queule. En febrero de 1939 deja la Parroquia de Toltén para trasladarse, con igual cargo pastoral a San José de la Mariquina en donde posteriormente será Rector del Seminario de San Fidel de Sigmaringa.
Por más de diez años fue Superior Regular de sus hermanos Capuchinos de Araucanía, cargo que desempeñó con su característico espíritu de fraternidad animándolos con su ejemplo y su palabra.
El 9 de noviembre de 1956 el Papa XII lo nombra Obispo Coadjutor del Vicariato Apostólico de Araucanía, con derecho a sucesión y el 17 de marzo del año siguiente es ordenado en el templo de San Francisco, de Valdivia. Tras el fallecimiento de Mons. Guido Beck el 5 de marzo de 1958, Mons. Hartl asumió como Obispo Vicario de la Araucanía.
Participó activamente en las cuatro sesiones del Concilio Ecuménico Vaticano II y, en septiembre de 1968, celebra el Sínodo Pastoral para aplicar en el Vicariato Apostólico las líneas emanadas de las orientaciones conciliares.
Monseñor Hartl vivió una entrañable unión con Dios. No le podía faltar el prolongado momento diario de oración personal. Su amor a la Eucaristía no solo lo vivía en su celebración diaria, también lo manifestaba en sus catequesis y en muchas expresiones de su devoción. Falleció repentinamente en Villarrica la mañana del 6 de febrero de 1977, a la edad de 73 años, 54 años de estos de vida capuchina. Â
De su entrega a Dios manaba su inmensa capacidad de dar y de darse con alegría y sencillez. Su constancia para visitar, como misionero y como obispo, a los fieles más lejanos, sin perdonarse cansancios ni fatigas para atender a los enfermos y llevarles el consuelo de perdón y la compañía sacramental del Señor. Su valentía inquebrantable para defender los derechos de la Iglesia en momentos conflictivos. Y el empeño constante que lo acompañó toda su vida por hacer que la educación y la verdad llegaran a todos, fueron hechos patentes de su amor hacia los demás hijos de Dios. Este testimonio de entrega fue recogido por pastores y fieles de la Diócesis de Villarrica para solicitar su glorificación. Comenzando el 1 de junio de 2002 el proceso de su Canonización.
Mons. Sixto Parzinger Foild (1931)

Nació en St. Johann Tirol Alemania el 21 de diciembre de 1931. Hijo de Johann Parzinger Dirnberger y Elise Foidl Hochfilzer. Ingresó a la Orden de los Padres Capuchinos en Laufen (Baviera), Alemania, el 21 de agosto de 1954. Hizo sus votos simples en Laufen el 22 de agosto de 1955; y sus votos solemnes en Eichstatt el 22 de agosto de 1958.
Cursó sus estudios eclesiásticos en su Orden, en Alemania. Fue ordenado sacerdote en Freising, Alemania, el 29 de junio de 1960 por el Card. Josef Wendel, Arzobispo de Munich. Cumpliendo posteriormente diversas actividades misioneras.
Llegó a Chile el 18 de marzo de 1965. En el país, fue Vicario parroquial en Padre Las Casas (1965-1966) y en Boroa (1967-1969). Se desempeñó, además, como párroco y decano de Padre Las Casas (1970-1977).
El Santo Padre Pablo VI lo eligió Obispo titular de Guari y Vicario apostólico de la Araucanía el 27 de diciembre de 1977. Tomó posesión del Vicariato el 5 de marzo de 1978. Sucediendo a Mons. Guillermo C. Hartl, fallecido en 1977. Fue consagrado en la Catedral de Villarrica el 5 de marzo de 1978 por el Cardenal Agnello Rossi, Prefecto de la Sagrada Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Su lema episcopal es: Ad aedification em fidei, Para la edificación de la Fe.
Durante su período como Vicario Apostólico de la Araucanía con la tarea evangelizadora en la zona, dedicando gran parte de su apostolado en el pueblo mapuche, como también muy preocupado de las vocaciones para el Seminario Mayor San Fidel, de San José de la Mariquina.
Una de sus grandes tareas fue crear la Escuela de Formación para los ministros al Diaconado Permanente. Actualmente continúan preparándose laicos con el fin de aumentar este ministerio permanente y apoyar la pastoral, Dios mediante, en todas las parroquias.
El 5 de enero de 2002 fue nombrado primer Obispo de la nueva Diócesis del Sagrado Corazón de Jesús de Villarrica, tierra de misiones fructíferas, en la que sirvió por más de 31 años. En estos años realizó múltiples visitas pastorales a las parroquias de la zona, donde pudo ir compartiendo las necesidades pastorales de los fieles de la época.
Una de sus últimas obras que se gestaron en su administración, se dio el 30 de mayo de 2004. Donde da su bendición y coloca la primera piedra en las dependencias del Seminario Mayor San Fidel, que se ubicó hasta 2015 en Padre las Casas. Mons. Sixto renuncia al gobierno de la diócesis el 5 de marzo de 2007, a los 75 años de edad. Hoy vive su retiro en la comuna de San José de la Mariquina.