“El Señor completará sus favores conmigo. Señor, tu misericordia es eterna. No abandones la obra de tus manos” (Sal 138,8).
En la mañana del sábado 17 de marzo, Daniel Rojas Pinochet recibió de manos de nuestro obispo, monseñor Francisco Javier Stegmeier Schmidlin, la ordenación diaconal en tránsito al sacerdocio; viviéndose una profunda celebración de fe, donde nuestro hermano fue constituido servidor del Señor, de la Iglesia y de toda la comunidad.
En la parroquia San Francisco del sector de Pucara, en Villarrica, se llevó a cabo esta solemne celebración, que contó con la presencia de sacerdotes, diáconos, seminaristas, religiosas, familiares y amigos del nuevo diácono. En ella, Daniel realizó sus promesas de ejercitar el ministerio según la voluntad de Cristo y de su Iglesia, bajo la guía pastoral del prelado, se pidió la intercesión de los santos, recibió la imposición de manos del obispo y la oración de ordenación que le confirió el don del Espíritu Santo para el ministerio diaconal. Recibió la estola diaconal, la dalmática, el libro de los Evangelios y el abrazo de la paz.
Monseñor Stegmeier afirmó que la ordenación diaconal, en vistas al sacerdocio, manifiesta el misterio de la Iglesia, el sacramento del orden, el ministerio y la vocación. Reflexionó en torno a la figura de San José, ya que, Daniel quiso ser ordenado bajo su patrocinio y ejemplo, destacando la importancia del padre adoptivo del Señor Jesús y de su vocación. Además, profundizó en el misterio de la llamada de Dios en la vida del nuevo diácono:
“Daniel se conoce y sabe que su elección no es por mérito propio. Su vocación al sacerdocio no se fundamenta en cualidades humanas, en las virtudes que se puedan tener más o menos o en capacidades naturales. Mientras más auténtica es una vocación y más sincera es la razón para querer ser sacerdote, mientras mayor es la conciencia de la propia indignidad y de la desproporción entre las condiciones personales y la misión encomendada por el Señor, más nace espontáneamente del corazón decirle al Señor: No me llames a mí, que soy un pecador (cf. Lc 5,8)”.
Nuestro obispo se refirió al diaconado como un servicio a Dios, a la Iglesia y como testimonio de la fe, esperanza y caridad. Además, aconsejó al neo diácono a ser fiel como la Virgen María, San José y todos los santos, para recibir alegría, paz, paciencia, fortaleza, perseverancia y ardor apostólico.
“Servirás a tus hermanos como ministro de la Iglesia para ayudarles a estar cada vez más unidos vitalmente a Cristo con la Palabra de Dios que anunciarás, los sacramentos que administrarás y tu propio testimonio de fe, esperanza y caridad. Nunca los tiempos han sido fáciles para anunciar a Jesucristo. Tampoco ahora. Pero si eres fiel a Jesucristo y a la Iglesia, como lo fueron la Virgen María, San José y todos los santos, el Señor hará germinar en ti la alegría y la paz, la paciencia y la fortaleza, la perseverancia y el ardor apostólico. Serás testigo en tu propia vida que las promesas de Dios se cumplirán. En las dificultades de hoy, recuerda que ‘la promesa es de ayer, pero para mañana’ ”.
El pastor diocesano hizo un llamado a los fieles a orar por Daniel, a ser cercanos a él viendo siempre y en toda circunstancia su condición de clérigo, consagrado total y exclusivamente a Dios. Pidió que a los niños y jóvenes se les ayude a conocer y a amar a Jesucristo; y a ellos les dijo: “Escuchen la voz del Señor Jesucristo, mírenlo a Él y síganlo. Y si les llama a ser sacerdotes, díganle de inmediato “sí”. Y verán que felices serán”.
La Diócesis se alegra con el ministerio diaconal de Daniel y da gracias a Dios por este regalo para la comunidad diocesana. Ahora se prepara para la ordenación diaconal de Cristian Rivera Suazo el sábado 24 de marzo a las 11 hrs en Toltén, y para la de Erwin Sanhueza Godoy el sábado 7 de abril a las 11 hrs en Máfil.